Esto de que tomemos nuestras decisiones haciendo un constante balance de los pros y los cons me lleva a pensar que, al igual que defiendo que un buen clima es el mejor amigo de un Gobierno incompetente al animarnos a quedarnos en España nos traten como nos traten, tener algo que perder es muy probable que nos paralice.
Empiezo a pensar que, al contrario de lo que muchos creen, no está tan relacionado con el hecho de que perdamos el miedo a perder algo y por lo tanto empecemos a convertirnos en máquinas de la productividad, sino que empiezo a pensar que no tener nada que perder equivale a destruir los cimientos sobre los cuales tomabas determinado tipo de decisiones, es decir, las tomabas apoyándote en diferentes hipótesis y en diversa información y de repente, algunas de esas hipótesis, cuando ya no tienes nada que perder, desaparecen o quizás son más cuestionables sencillamente.
Es ese momento en el que nuevas ideas fluyen y te permiten alcanzar nuevísimas conclusiones y aprender.
Estoy empezando un libro precisamente llamado The beginning of infinity. No puedo contar mucho porque lo acabo de empezar pero en las primeras páginas empieza diciendo que el conocimiento se construye con creatividad, imaginándote cosas que luego tienes que testear y pensé que estoy de acuerdo porque es como intento yo comprender más cosas.
Me las imagino constantemente e intento llevarme la contraria a mí mismo para tratar de determinar si mi hipótesis inicial puede ser válida. En plan pirado me pongo en un rol y el contrario. El proceso me fascina. A veces me quedo mirando un punto en la pared paralizado hasta estar a punto de babarme cuando de repente algo me devuelve a la realidad.
El proceso de aprendizaje debe ser necesariamente de destrucción creativa, debes moler y reventar lo que crees que sabes constantemente, ponerlo a prueba, cuestionártelo, tener dudas y más dudas, llevarte la contraria a tí mismo e ir esculpiendo tu conocimiento cada dos por tres.
Hacerte vulnerable y exponerte es parte del mismo proceso, te permite ser incluso atropellado intelectualmente si hace falta para volver a rehacer lo que pensabas que sabías. Perder el orgullo y el miedo a que te pongan públicamente en tu sitio es sencillamente una bendición al contrario de lo que muchos podrían opinar.
Exponte, piensa en tí como una obra permanentemente en curso
La idea es buena, pero debe ser agotador.
Bastante cansa querer tener siempre razón, como para usar el método científico para cuestionarnos si la tenemos.
Tarea de titanes.