¿Somos todos unos timadores?
Los timos son la consecuencia de nuestra natural tendencia a siempre querer obtener más de lo que damos y de que para las leyes sea imposible contemplar todas las interacciones humanas posibles
He explicado en varias ocasiones que tenemos una tendencia natural a tratar de emplear el engaño y la manipulación para obtener retornos superiores a los que obtendríamos derivados de nuestro propio trabajo.
Desengáñate, lo hacemos todos, otra cosa es que luego seamos verdaderamente buenos en engañarnos a nosotros mismos para justificarlo.
No volveré a insistir con la idea porque ya lo he dicho en múltiples ocasiones y viene sobre todo de la lectura de dos libros:
The Selfish Gene
The elephant in the brain
A su vez lo interesante es que son mecanismos evolutivos que explican un montón de cosas.
De hecho, los humanos podríamos decir que hemos utilizado el dinero como mecanismo para corregir este problema a base de poner un coste a las palabras y acciones de las personas.
¿Quieres convencernos de algo? -> Pon carne en el asador
A mí me gusta especialmente la versión inglesa de esto:
Put your money where your mouth is
Dado que hasta Bitcoin no hemos tenido dinero bueno, esto no ha funcionado del todo y por este motivo hemos contado con soluciones alternativas, entre ellas el Estado y las leyes.
Un dinero malo, fácil de robar, permite alterar este sistema de información con facilidad. Porque eso es lo que es robar, una alteración en un sistema de información extraordinario.
Sí, el Estado es un producto del mercado. Otra cosa muy diferente es que se haya “rebelado” contra su creador.
El Estado es en realidad como decía Menger, un mecanismo de coordinación, un producto de la interacción humana que nos ha permitido protegernos los unos de los otros, interna y externamente al igual que el dinero o el lenguaje, las ciudades o las leyes, de esa tendencia natural que mencionaba antes
Pero no es infalible. Las leyes no pueden contemplar todas y cada una de las casuísticas posibles, de ahí que existan lagunas para absolutamente todo.
Y es ahí donde los tramposos y timadores (TODOS) buscan oportunidades. Todo el que tiene capacidad de lobby está ahora mismo, mientras escribo, haciendo trampas o maquinando cómo hacerlas.
Pero el timo no es nada especial. Es el día a día de los humanos. Estamos siempre tratando de obtener un poco más de lo que damos. Lo que necesitamos es un coste para tu contraparte que sea fácil de auditar e imposible de falsificar. Esto solo es posible con algo que se pueda comprobar fácilmente que es escaso.
Las leyes se basan en la incorrecta premisa de que existe algo como la seguridad 100% y cualquier experto en seguridad te dirá que esto es imposible. Lo que sí que te dirán es que se puede aumentar significativamente el coste del ataque para que el atacante busque para el alternativas mejores (low hanging fruit).
Incluso muchos economistas hacen sus análisis partiendo de la premisa de que las leyes funcionan y esto es un soberano error. Ese es el gran acierto de Satoshi, analizar el dinero sin dar nada por bueno o por sentado.
Los timos seguirán, siempre, es la historia de la humanidad y está grabado a fuego en nuestra naturaleza, pero cuánto más soberanos seamos y más coste tenga para otros aprovecharse de nosotros, más protegidos estaremos. Esta soberanía será cada vez más necesaria a medida que se siga removiendo el castillo de naipes que explicaba aquí y que poco a poco nos da cada vez menos cohesión social.
Unas veces esa soberanía consistirá en aprender cosas por nosotros mismos, otras a pensar por nosotros mismos o a saber escoger las fuentes correctas. Ese es mi objetivo con esta newsletter, prepararme a mí para estos escenarios y de paso ayudar a todos los que opinen lo mismo.
Las leyes no pueden escalar hasta contemplar absolutamente todas las posibles interacciones entre los humanos y por este motivo estamos al borde del colapso regulatorio, estrangulando por completo la creatividad empresarial y con ello la economía, socializando los errores y negligencias y haciendo la deuda pública atractiva comparada con casi cualquier otra inversión hasta la aparición de Bitcoin.
Mi única recomendación es que si has leído esto, entenderás que nuestra tendencia natural es ir hacia los cuenta historias, pero los que debemos tratar de seguir son los buscadores de la verdad.
No deja de fascinarme el hecho de que un experto en ciberseguridad, Satoshi, hiciese una auténtica auditoría de la historia de la humanidad para tratar de entender cómo se podían solucionar los problemas más importantes desde la raíz de los mismos y no a base de parches como aquellos a los que estamos acostumbrados.
Esa es la original definición de un auténtico hacker.
Puedes machacarlo un poco mas, me esta costando entender tu punto... 🤪🤯