Las clases sociales, los "nuevos impuestos" y el nuevo leviathan
La conjetura de hoy va sobre cómo creo que son y serán las dos clases sociales y sobre que una de ellas destinará el tiempo que antes destinaba a pagar impuestos, a aprender
Esta es nuevamente una conjetura hardcore, necesito vuestro feedback para seguir iterando esta idea/explicación de la realidad.
Ya he comentado en ocasiones que analizar cosa por cosa tiene un enorme coste mental para nosotros. Es preferible en términos de costes el pensar las cosas en lote:
Además en mi opinión tiene mucho sentido evolutivo: cuando el número de situaciones posibles era muy limitado y las cosas apenas cambiaban, no necesitabas tomar tantas decisiones ni entender tantas cosas.
Las decisiones eran cosas como león →malo correr, hambre → cervatillo cazar, frío → malo cobijo y no mucho más.
Un solo modelo mental basado en la tradición oral podía ayudarte a salir adelante.
Pero el mundo al que nos dirigimos es extraordinariamente más complejo, necesitamos comprender muchas más cosas o confiar en las X personas que nos permitan las decisiones correctas a un mínimo coste mental. Los modelos mentales están hoy en día caducando a toda velocidad porque es a esa velocidad a la que está evolucionando nuestra comprensión del mundo e irá a más a medida que seguimos compartiendo ideas.
La sorpresa se produce cuando tu modelo mental no explica bien la realidad y se produce aprendizaje como consecuencia. Vivimos y seguiremos por lo tanto viviendo una época de gigantes sorpresas y aprendizaje.
Entre esos costes que tratamos de evitar está precisamente el dudar. No nos gusta dudar, muchos prefieren asumir y delegar nuestra confianza en una supuesta autoridad capaz de saber lo que está bien y lo que está mal, que de algún modo guíe nuestros pasos por la vida y nuestra convivencia.
Nos engañamos a nosotros mismos con la suficiente fuerza como para autoconvencernos de que esa autoridad sabrá lo que nos conviene con tal de no hacer el esfuerzo de hacerlo por nosotros mismos.
Esa es mi definición del leviathan, el soberano al que delegamos, (ya sabéis que yo defino las cosas como me sale del higo) el auctoritas que menciona Álvaro, lo que en el pasado fue el Clero y ahora el Estado (primero monarcas y luego la nación Estado actual).
Es una especie de fuente de heurísticos o atajos mentales que nos permite tomar decisiones de forma más eficiente (en el sentido de que tiene inferior coste mental para nosotros) pero no necesariamente efectiva.
No sé si sería correcto decir que en los pueblos paleolíticos el leviathan lo era el chamán de turno o en Egipto los sacerdotes. Ni idea, ya sabéis que yo llego a conclusiones a base de conjeturar, no por necesariamente haber estudiado algo al respecto.
La eficiencia y la efectividad
Estamos por ello en una especie de constante equilibrio entre la eficiencia (llamémosle clase social B) y la efectividad (clase A), entre decidir rápido y decidir bien.
Los B sacrifican lo segundo por lo primero. Es como si prefiriesen:
la satisfacción de tomar decisiones rápido y eficientemente frente a tomarlas bien
la volatilidad en el largo plazo infrecuente de golpe y porrazo (aka susto repentino) vs la volatilidad pequeña y frecuente (sorpresa periódica)
un trabajo estable y aburrido vs un trabajo volátil y excitante
el tedio vs la sorpresa
el pseudoaprendizaje a bofetadas de una vez (en momentos de gran crisis) frente vs un aprendizaje moderado y regular (un día normal)
no parar de consumir vs ahorrar
el constante engaño a uno mismo vs la constante búsqueda de la verdad
la estabilidad vs la volatilidad
la certeza vs ciertas dosis de riesgo controlado
Empiezo a pensar que esta es como mínimo la distinción social que tenemos en la actualidad y quizás también la que tendremos durante las próximas décadas.
Una se somete y otra se cuestiona, una asevera solemnemente y la otra duda (ahorra), una cree que existe el consenso científico y otro que existe el método científico, una no toma responsabilidades, delega y la otra sí, una no puede crear nada valioso ni de coña y la otra quizás sí, una es espectador de su vida y la otra actor principal.
Si dudas, ahorras, si confías, te lo fundes
Muloko
Quizás por haberme sentido durante buena parte de mi vida en una especie de prisión mental, una de mis grandes motivaciones es a base de aclarar mis ideas escribiendo, salir de B y quizás con suerte ayudar a más de uno a cuestionarse alguna que otra cosa a base de leerme.
Me gusta despertar conciencias y hacer dudar, hacer que la gente se cuestione las cosas más enraizadas en su cabeza, de ahí que me dedique mucho a dar el coñazo en twitter con determinadas temáticas.
En definitiva necesito romper rígidos moldes mentales y LIBERAR. Con los años he descubierto el inmenso daño que nos puede crear el tener ideas fijas y estoy obsesionado con romperlas, verdaderamente hacerlas añicos.
¿Qué cambia en la era de la información?
El factor crucial es, que internet transforma radicalmente los economics de la generación, transporte y almacenamiento de información.
Si tu antes de internet querías transmitir una idea, o a) tenías la suerte de tener mano con el dueño/gestor de un periódico o televisión, o b) tenía que haber una coincidencia de deseos en lo que a emisión y recepción de una idea se refiere.
Al igual que el dinero es una forma de almacenar valor para que la coincidencia de deseos entre lo que entregas y lo que recibes no sea tan necesaria, si tu interlocutor no estaba por la labor de recibir una loncha cuando quedabas con el en una cafetería (porque no había coincidencia entre la idea que uno quería transmitir y la que el otro quería recibir), se conectaría a masa inexorablemente y tu loncha le entraría por un oído y le saldría por otro. Tu loncha se perdería para siempre.
Substack me permite almacenar mis lonchas y programarlas para que salgan un día concreto, pero no solo eso, se quedan almacenadas para que mis decenas de millones de lectores las lean cuando les apetezca.
Imagínate la cantidad de ideas que se han desperdiciado o desestimado sencillamente porque no se podían transportar ni almacenar.
Quizás debería haber incluido internet en el título de este post a continuación:
La batería sería a la electricidad lo que un frigorífico a la comida, lo que la medicina a un humano, lo que Bitcoin al valor y lo que internet a la información, auténticas máquinas del tiempo y lo que este último, internet, consigue con ello, es reducir salvajemente la cantidad de ideas desperdiciadas.
Tenemos acceso a una gigantescamente mayor cantidad de ideas de lo más variado que antes de internet y necesariamente esto lo cambia todo.
Si multiplicas exponencialmente el número de ideas a las que estas expuesto, si gracias a ser almacenables desperdiciamos muchas menos y las podemos contrastar, lo que tienes es aprendizaje constante y un aumento exponencial en el número de modelos mentales necesarios para tomar las mejores decisiones en el mundo al que vamos.
Necesitamos romper nuestras ideas fijas y acostumbrarnos a cambiar radicalmente de opinión cada dos por tres, conjetura a conjetura, lo que si me permitís, trato de hacer yo con cada uno de estos posts. Nunca antes en la historia ha sido tan necesario.
Los nuevos impuestos
De momento vivimos en la más absoluta confusión y caos que irá a más durante los próximos años. Los influencers de hoy todavía no se han enterado mayoritariamente de que ya no puedes defender “tu status de influencer” con sentencias categóricas usando el principio de autoridad. La autoridad de cualquiera está siendo retada constantemente.
Los influencers del mañana se están construyendo ahora mismo. Hay muchas personas de 50 y 60 años valiosísimas que todavía no han descubierto la comunicación en internet y personas de 20 o 30 que lo manejan a la perfección pero que todavía no saben tanto como las de 60.
Si los impuestos han supuesto un 30%-50% de nuestros ingresos (con los indirectos y tantos otros mucho más), los nuevos “impuestos” serán dedicar un 30%-50% de tu tiempo a aprender, a contrastar opiniones y a pensar por tí mismo.
Pero a medida que nosotros nos pongamos al día, otros crearán cosas nuevas aceleradamente, cosa que a su vez retroalimentará nuestra obligación de ponernos al día también a tal velocidad, que solo veo estos escenarios:
Una clase A muy escasa, capaz de estar casi al día, que tengan un poder y riqueza desmesurados respecto a los demás. Ellos serían el leviathan o quizás los que en The Sovereign Individual llaman los individuos soberanos.
Que nadie sea clase A, que todos nos conformemos con ir aprendiendo lo que podamos cuando podamos, quizás mega especializándonos en un muy reducido número de nichos y delegando puntualmente otra parte a otros. Tendríamos un leviathan “líquido” que iría cambiando constantemente con influencers que estarían en el top un tiempo para caer en el olvido un tiempo después.
Que alguien consiga desarrollar drogas (creo que esto es muy probable) durante las próximas décadas, que nos permitan aumentar notablemente nuestras capacidades mentales y también atléticas. Esto ya se junta con las predicciones de Kurzweil de The Singularity o de Deutsch con The Beginning of infinity y de momento se me escapa pensar más allá pero sospecho que lo más importante que lo impide de verdad hoy en día es la regulación.
La transición es lo único que nos debe aterrar y nuestra forma de prepararnos es la soberanía.
Tras esto, otra incógnita lo será las formas de gobierno que permitirán la convivencia con un esquema social como este.
Yo lo que veo es que el trozo que la clase B le quita a la clase A es cada vez mayor y que antes no podías escapar, pero cada vez se hace más fácil.
Entonces, ¿veremos países que colapsan porque su clase A se pira a una velocidad suficiente que hace imposible corregir o adaptarse a la clase B?
¿Tiene España muchas papeletas para ser uno de estos países?
Magnífico, pensar que el tiempo que vamos a dedicar a actualizarnos suponga un impuesto a nuestro tiempo libre es algo nuevo. Habrá que pensar en desconectar de vez en cuando pq cuando no leo o escucho...pienso y no debe de ser bueno. Conozco quién no pierde el tiempo lo más mínimo, pero tampoco le importa. Miedo me daría estar fuera de todo esto. Gracias Adolfo