Una convivencia imposible
Nos estamos rompiendo socialmente hablando y hoy conjeturo sobre posibles causas
Hoy me he dado cuenta de que evolutivamente hablando, seguramente fuese muy complicado sobrevivir para una tribu paleolítica si se premiase el pensar por uno mismo.
Si ser 30 o 50 era más práctico que 2 o 4 por economías de escala en la violencia o por especialización en el trabajo (tu cazas, tu haces guardia, tu peleas, tu cuidas de los niños, tu cocinas, etc…), está claro que sería mucho más deseable SOMETER la opinión discordante a la de la mayoría que el pasarse el día debatiendo sobre cuál pudiese ser la mejor manera de hacer las cosas.
No podrías llevar a cabo misión alguna si tuvieses al personal discutiendo sobre la mejor forma de hacer las cosas. Si en el ejército la gente se dedicase a debatir en mitad de una batalla, pues mal asunto.
Y esto me ha hecho pensar que seguramente ese sea el motivo por el que, por una parte, para cualquiera que quiera dominar un país a gran escala, millones de personas, sea esencial dominar los medios de información. No se me ocurre cómo Stalin o Hitler hubiesen podido dominar a la población sin dominar las formas por las que las opiniones generales llegaban al público en general.
Tampoco veo un país dócil ni fácilmente manipulable si las opiniones tuviesen fácil acceso a audiencias masivas.
Es lo primero que intenta el gobierno de turno en España, situar a su persona de confianza al mando, tanto en las cadenas nacionales como autonómicas. Es lo primero que subvenciona, los medios convencionales privados.
Y es una de las cosas que me fascina de twitter: en cuanto tenemos acceso a las opiniones de millones de personas, nos damos cuenta de cuantísimo está polarizada la opinión pública y de lo extraordinariamente complicado que resulta dirigir a una población entera en una misma dirección.
Para un CEO en una empresa, es fundamental que todo esté alineado, desde la misión de la empresa, lo que el hace, lo que la directiva hace, lo que el personal hace, lo que queremos conseguir, lo que decimos, etc… Esto es imposible en un país en el que los medios de comunicación están en manos de todos.
Pero apenas podemos reprimir nuestra necesidad de someter la opinión ajena. En twitter estamos expuestos a millones de opiniones que en algo discrepan con nosotros y es casi como si, evolutivamente, sale nuestra parte más nazi que nos fuerza a “explicarle” al prójimo porque está tan profundamente equivocado.
La conclusión de todo esto es que los países no se pueden sostener en su forma actual a base de poner las mismas normas para 47 millones de personas que tienen opiniones sobre todo de lo más variopinto. Necesariamente vamos hacia la secesión en la que los dirigentes de cada ciudad Estado o como Álvaro les llama Micrópolis, funcionará como un CEO tratando de que funcione todo con un alineamiento de misión, acción y mensaje.
Y cuando esto no sea así, quizás sea cuando ejerzamos nuestro derecho a votar con los pies.
Necesitamos adecuar la oferta jurisdiccional al brutal e inacabable fork que se está produciendo en su demanda.