Un sistema operativo por hacer
Cada vez pienso más en la vida como en un sistema operativo en el que todavía tenemos muy pocos permisos y en el ciberespacio como un intento por diseñar una vida en la que sí tengamos casi todos.
Hoy he tenido un rato solo esta mañana, así que he tenido tiempo para pensar. En esta conjetura trato de encontrar similitudes entre los sistemas de información, la ciberseguridad, el ciberespacio y la vida.
La vida es un sistema operativo también
Si lo piensas, la vida no es más que un montón de operaciones para crear, modificar, suprimir, en algunos casos reciclar, exactamente lo que ocurre en un sistema operativo. Una serie de bases de datos dentro de este SO indican quién es propietario de qué, quién ha modificado esto o aquello y cuando.
Hacemos operaciones, creamos vida entre nosotros, creamos seres vivos, bienes, servicios, activos, los modificamos, los destruimos… Pero no podemos hacer todas esas operaciones a voluntad. Necesitamos permisos que no nos podemos dar a nosotros mismos.
Permiso 1: lo que no conocemos todavía
En unos casos estamos expuestos a los elementos y no conocemos del todo las reglas que gobiernan esas operaciones, los permisos están en manos de para unos Dios y para otros la naturaleza (frecuentemente por cierto nosotros mismos, pero esto también es la naturaleza, via los genes). Poco a poco con el método científico nos vamos acercando (progreso), pero seguimos lejos, muy lejos de tener permisos para todo. La tecnología es la plasmación de ese conocimiento que nos permite darnos cada vez más permisos a nosotros mismos y con ello progresar.
Permiso 2: la energía
Otro permiso que podrías argumentar que necesitas siempre es el de contar con la energía necesaria.
Permiso 3: El de otros humanos
Para otro tipo de operaciones necesitamos el permiso de otros humanos y unas veces lo conseguimos por la fuerza, pero cuando esta no es una buena idea, delegamos en terceros la gobernanza de las reglas que nos permiten convivir los unos y los otros de forma más o menos pacífica.
Asociarnos y delegar nuestro poder a un tercero suele ser una buena idea cuando consideramos que la alternativa es peor. Por eso un buen dictadorcillo tratará de acojonar al populacho con todo tipo de amenazas imposibles de demostrar (cataclismo climático, etc…)
Otras reglas, las del capitalismo, nos permiten aprovechar de la mejor manera posible los recursos escasos gracias al mecanismo de precios.
La energía sería por lo tanto al sistema operativo de la vida, lo que el dinero a conseguir el permiso de otros en una economía
Muloko
Desgraciadamente, muchos confunden la gobernanza de nuestra convivencia con la de la asignación de los recursos escasos y regularmente eligen para llevar a cabo lo primero a personas que una y otra vez fracasan en la gobernanza de lo segundo. Se hacen llamar socialistas por cierto.
La propiedad
La propiedad privada es fundamental pues define precisamente la capacidad de ejecutar operaciones sobre cosas, luego es una forma de regular los permisos de unos sobre otros.
Surge con el neolítico y no es más que una serie de bases de datos en la vida, en las que nuevamente necesitamos permisos de otros para crearla, modificarla, transmitirla, etc...
Antiguamente estas bases de datos estaban en la cabeza de los habitantes de una aldea neolítica. Las reglas de tu aldea neolítica pueden ser estupendas (esa casa es de fulanito), pero si la aldea de al lado te invade, automáticamente pueden con violencia cambiar los permisos de administración de esa base de datos (esa casa es ahora mía).
Tras decenas de miles de guerras y miles de años, cientos de millones de muertos, se van configurando las diferentes bases de datos con nuevos y más nuevos permisos y en todas se cumple que siempre existe unos pocos administradores con los permisos suficientes para cambiarlas. Estas bases de datos pasaron de las cabezas de personas poco a poco a la escritura y finalmente a las computadoras y a internet dónde existen múltiples problemas a la hora de hacer un sistema de información íntegro e inmutable.
Si el sistema de información que lo gobierna es débil, existirán puntos únicos de fallo que permitan corromper la integridad de la base de datos y con ello pasar arbitrariamente bienes y activos de la propiedad de unos a la propiedad de otros.
A estos únicos puntos de fallo les llamamos en unos casos corrupción, en otros laguna legal, en otros tiranía, hackeo…
Si el sistema de información requiere mucha confianza en terceros, tendremos muchos puntos únicos de fallo y su seguridad jurídica será débil.
La seguridad jurídica es tan buena como mínimos sean los puntos únicos de fallo en una jurisdicción.
Bitcoin
Esto es lo que consigue Bitcoin, una base de datos en la que todos tenemos iguales permisos de administración con mínima necesidad de confiar.
Cuanta mayor propiedad nos podamos asignar de unos a otros en Bitcoin, mayor seguridad jurídica tendrá un país. Cuanta menor confianza en leyes interpretables por humanos, mejor seguridad jurídica y cuanto mayor seguridad jurídica, mayor progreso.
Bitcoin es una forma por lo tanto de disminuir nuestra necesidad de confiar en humanos para convivir. Es por lo tanto bueno, es deseable, resuelve un problema milenario que ha costado mucho dolor a nuestros ancestros y lleva incorporado un sistema de incentivos que hace que si inviertes el porcentaje correcto de tu patrimonio y esperas lo suficiente, esa participación aumentará en valor.
Y utiliza la energía, el permiso universal para operar en la vida, como forma de emitir una señal honesta con la prueba de trabajo, un coste verdaderamente infalsificable.
Si con Bitcoin no te explota la cabeza, es que no has hecho más que rozarlo superficialmente.
El ciberespacio
Gracias a nuestros descubrimientos en el campo de las ciencias de la computación, podemos aplicar nuestro aprendizaje a diseñar mejor este sistema operativo que es la vida y a regular nuestra convivencia. El primero que se dio cuenta de esto fueron Satoshi Nakamoto y seguramente antes todos los demás cypherpunks.
El ciberespacio (o metaverso) es un intento quizás idealista (no lo sé, el tiempo lo dirá) de crear un espacio vital en el que tengamos permisos de administración para casi todo.
No estamos ahí todavía y muchos se intentan apropiar del término (metaverso, web 3 y demás) para crear espacios virtuales que te hagan pensar que estás bajo el control cuando esto es muy lejano a la realidad.
El único ciberespacio que debemos anhelar es aquel que no controle nadie. Si los permisos de administración los tiene otro, no habremos avanzado nada.
Que el Estado nos puede quitar lo que le da la gana está claro, pero también en el ámbito "privado" son alucinantes los tejemanejes de los juzgados españoles cuando hay que dilucidar la propiedad de algo. Menudas meriendas de negros se montan entre procuradores, abogados, fiscales, abogados del Estado, jueces, administradores concursales, etc...