Poder de negociación III
Nuevas reflexiones DEL LIBRO con nuevas ideas mías que creo que mejoran la tesis
Lo bueno de darle muchas vueltas a unas cuantas ideas es que llega un momento en el que incluso se te ocurren ideas adicionales que (ejem, en mi opinión) mejoran el original. Creo que en este texto mejoro (con perdón) las explicaciones del libro, a ver qué opináis:
Cada persona tiene un determinado poder de negociación con los demás, derivado de cuánto puede dar y quitar a unos y a otros. Por ejemplo, no es lo mismo el poder de negociación de Jeff Bezos que el mío.
Es obvio que alguien que se siente a hablar con Jeff Bezos va a tener muchas más ganas de agradarle o impresionarle a el que a mí pues podría obtener muchas más cosas de el que de mí. Va a hacer mucho más caso también a lo que Bezos le diga que a lo que yo le diga.
Pero también dependerá tu poder de negociación de cuántas cosas necesites. Si estimas que necesitas muy pocas cosas en tu vida para progresar, tu poder de negociación va a ser enorme aún cuando tengas a Jeff Bezos delante por muy pocas posesiones materiales que tengas.
En definitiva y nuevamente, tu poder de negociación dependerá de cuánto puedas dar y quitar a los demás.
Podemos cambiar nuestro poder de negociación de varias formas:
- Haciéndonos más valiosos (pudiendo dar más)
- Aumentando nuestra capacidad ofensiva que nos permita extraer recursos de los demás por medio de la violencia (pudiendo quitar más)
- Asociándonos con otros para quitar más a otros
De hecho podrías decir que en buena medida hasta que nos hacemos mayores, buena parte de nuestro tiempo lo dedicamos a medir los límites en los que podemos ejercer nuestro poder sobre otros.
Por ejemplo, un niño malcriado asume que tiene un poder infinito sobre sus padres en cuanto se le consiente demasiado y luego los límites se los tiende a encontrar fuera de su familia. Por el contrario si te has encontrado demasiados límites en tu casa, quizás necesites ser empujado para encontrar todo tu potencial con los demás. Es un constante ejercicio de prueba y error que dura varios años.
Y para el padre puede ser desquiciante (eso me han contado)

El jovencito de turno que se envalentona con los demás como “marcando su territorio” es otro ejemplo de forma de encontrar los límites en tu poder de negociación no solo con aquel a quién esté amenazando sino también con los que te miren.
A medida que te vas haciendo mayor, te conoces mejor y conoces también mejor a los demás y los demás han delimitado también cada vez mejor su territorio, con lo que los límites están más claros y por lo tanto la gente mayor suele saber mejor hasta donde puede llegar y hasta donde no.
A lo largo de la historia hacernos más valiosos no ha sido una opción pues no teníamos acceso al conocimiento generado por otros; hasta que no se inventó la escritura y sobre todo la imprenta, cada vez que alguien quería progresar, tenía que partir casi desde cero salvo por lo que le pudiesen contar sus padres.
La única forma de cambiar el valor de unos u otros era en realidad un cambio climático que hiciese más o menos productiva la tierra. Se repitieron varios, desde el calentamiento durante el S. III AC en el Imperio Romano hasta e. S. V DC, hasta el enfriamiento a finales del S. X. Sí, este no es el primer cambio climático que vivimos (si es que lo es, que está por ver).
NB: Por cierto, en breve iré publicando aquí mis resúmenes del cojovideo de Carlos Madrid.
Por lo tanto la única forma de cambiar nuestro poder de negociación ha sido modificando nuestra capacidad para ejercer la violencia ya fuese por nosotros mismos o en asociación con los demás o a través de cambios climáticos o tecnológicos que aumentasen cómo somos de valiosos. Estos cambios tecnológicos solo han empezado a ocurrir poco después de generalizarse el uso de la imprenta y con ello nuestra capacidad para compartir información y progresar sin tener que empezar desde cero.
Nuestra capacidad para ejercer la violencia por nosotros mismos ha venido determinada sobre todo por las tecnologías ofensivas y defensivas a las que tuviésemos acceso así como por lo fáciles o difíciles de defender que fuesen nuestros activos.
En definitiva y esto es lo que sostiene el Individuo Soberano, en cuanto un avance tecnológico modifica nuestra capacidad defensiva u ofensiva o cuando cambia la facilidad con la que podemos defender nuestros activos, cambian nuestro poder de negociación individual y aquel que resulta de asociarnos. Al cambiar y al estar siempre nosotros tratando de optimizarlo, tenderemos también a cambiar nuestra organización social buscando ese nuevo máximo poder de negociación.
Varias eras
La humanidad ha vivido varias eras, definidas como períodos de tiempo en los que la humanidad se ha organizado socialmente de una u otra manera buscando ese máximo poder de negociación.
El Individuo Soberano habla de cuatro en particular:
Paleolítico o era de la caza-recolección
Neolítico o era de la agricultura
Industrial o de la nación-estado
Era de la información
El paleolítico se caracteriza porque los humanos obtenemos recursos de la naturaleza cuando los necesitamos. Los recursos son abundantes y no necesitamos protegerlos pues no existe la escasez. Lo más valioso para nosotros es la comida pero no sabemos almacenarla con seguridad y sin deterioro luego lo que hacemos es mudarnos nosotros cuando lo necesitamos. No necesitamos apenas protegernos de enemigos externos más que de animales salvajes y por lo tanto una organización social que tiene sentido es la de la tribu que coopera entre sí para sobrevivir en la que unos confían en otros pues incluso comparten buena parte de sus genes.
En cuanto surge la agricultura en el neolítico tenemos que la tierra se convierte en un activo valioso pues la puedes trabajar y con determinados utensilios convertirla en más productiva que sin la acción del hombre. En cuanto los activos son fijos, valiosos y ubicados en un punto geográfico concreto, se convierten en algo atractivo para un atacante que tenga determinado poder de negociación. Si el atacante se asocia con otros, tiene mayor poder de negociación al poder ejercer la violencia con mayor efectividad. Si el agricultor desea protegerse, deberá cambiar su poder de negociación y la mejor forma que encontró en el neolítico es a base de asociarse con otros también, protegiéndose con murallas dando con ello lugar a los primeros proto-Estados durante los primeros milenios antes de Cristo.
Dentro de nuestras asociaciones o proto-Estados empieza a hacerse necesario que varios miembros empiecen a especializarse en la violencia para que los demás puedan dedicarse a la producción de alimento sin miedo a ser atacados y surgen así los primeros ejércitos y los impuestos necesarios para financiar a los primeros.
Pero hacia el S. XIV y sobre todo XV se empieza a generalizar en Europa una nueva tecnología que cambia por completo nuestra efectividad ofensiva y con ello nuestro poder de negociación, la pólvora.
De repente un agricultor armado podía hacer frente a varios atacantes a la vez, ya no necesita ser vasallo o siervo de alguien en busca de protección. Las amenazas empiezan a ser otras: que venga más gente en mayor número con armas de fuego, luego necesitará asociarse a mayor escala. Las murallas dejan de surtir efecto ante cañones de pólvora y por lo tanto dejan de usarse. Se inventa el reclutamiento masivo y se adorna con todo tipo de himnos, leyendas, historia que haga del último sacrificio por tu nación algo incluso deseable.
La era de la información
Todo cambia cuando empezamos a poder cooperar con otros de forma mucho más sencilla gracias a internet pues nos facilita enormemente nuestra capacidad para cambiar lo valiosos que otros nos puedan considerar. Hoy cualquiera puede aprender casi cualquier tipo de habilidades gracias a youtube y tantos otros medios.
Del mismo modo, cambian también las tecnologías ofensivas, el ciberdelito se dispara ante el cual tanques y aviones no pueden hacer mucho. La impresión 3D todavía está en pañales comparado con lo que podrá ser y aún así ya hay gente capaz de imprimirse sus propias armas. Hoy drones al alcance de grupos terroristas o de personas ricas, tienen un potencial destructivo muy superior al de ejércitos antiguos.
Nanodrones y nanobots con armas biológicas cambiarán también nuestra capacidad para hacernos daño entre nosotros con lo que nuestras actuales formas de protección serán completamente inútiles.
Si además surge un activo diseñado para apreciarse en suficientemente largos períodos de tiempo que tiene un elevadísimo coste de confiscación, tenemos que necesariamente las personas seremos capaces de proteger mucho más eficazmente los frutos de nuestro trabajo. Esto unido a nuestra capacidad para trabajar en remoto, nos hace mucho más difíciles de atacar.
La era de la información se caracteriza porque cambia radicalmente por lo tanto la lógica de la violencia y los límites de nuestro poder de negociación. El máximo poder de negociación se dará en aquellos individuos que consigan al mismo tiempo tener la mayor parte de su patrimonio lo más protegido posible, la mayor parte de sus ingresos remotos y al mismo tiempo sean capaces de dominar las tecnologías de la información con la autosuficiencia necesaria para depender lo mínimo de terceros. Esto último es cada vez más posible gracias a desarrollos de toda índole sobre todo en el ámbito de la energía.
Se creará un espacio virtual llamado ciberespacio en el que se podrá crear valor, destruirlo, robarlo, transferirlo, así como también cooperar. En este ciberespacio las personas podrán llevar una vida y empleo paralelos, utilizando un medio de intercambio nativo de internet que también se puede utilizar como dinero negro en una economía sumergida del mundo real.
Aumentarán los incentivos para parasitar la economía regulada que conocemos, y para crear cada vez más valor en la cibereconomía que está emergiendo.
La única pieza que falta es que las personas con mayor poder de negociación sean conscientes de este nuevo poder, empiecen a ponerlo en valor y empiecen a asociarse tal y como explico aquí:
O que alternativamente, una jurisdicción sea consciente de cuantísimo podría ganar si ofreciese protección a los millones de personas que ya tienen patrimonio y empleo portátiles por una simple cuota fija anual.
Genial que lo hayas puesto tambien en audio. ¿Por qué no te animas a leer los que vienen y subirlos a un podcast? Nos haría más eficiente el seguirte.
Gracias!
Muy atractivo el formato audio!