La gran conexión cerebral
Estamos en tiempos de gran aprendizaje y convergencia del conocimiento porque existe una gran volatilidad y discrepancia informativas. Están de suerte aquellos a los que les gusta aprender.
Hay una posibilidad a la que cada vez doy más vueltas y es la de que, en vez de constantemente discrepar unos con otros y de forma muy pública, podamos llegar poco a poco converger en nuestras opiniones y conocimiento sobre las cosas.
Esto se produciría porque pasaríamos de tiempos de gran volatilidad informativa, de gran discrepancia y polarización como la actual, a tiempos de menor polarización y mayor consenso.
Y esto es consecuencia de un brutal aprendizaje, el que estamos experimentando buena parte de la población a base de tener acceso a cada vez más y mejor información.
Por ejemplo, a medida que las redes sociales aparecieron, lo que se constató es la brutal polarización de la sociedad. Mucha gente cree que las RRSS nos polarizaron pero yo creo que ya lo estábamos, sencillamente había solo un par de canales de TV y prensa para ponernos en contacto y era por lo tanto no solo imposible conocer la opinión real de millones de compatriotas sino también cabrearse por ello.
Antes no éramos conscientes de cuantísimo podíamos llegar a discrepar porque la censura de lo que se podía conocer públicamente y lo que no, era gigantesca antes de internet. Ojo, siempre que hablo de censura hablo de censura sobre todo económica, es decir, algunas cosas era mucho más rentable publicarlas que otras.
Sin embargo, poco a poco, esto lo veo en mí mismo pero también en otros, constato que mi opinión se va dirigiendo hacia un lado concreto del espectro político, mi conocimiento sobre diversas cosas se sigue afinando y se me ocurre que quizás podamos poco a poco todos empezar a converger en algo parecido a la verdad. Sé que con tanto (muy públicos) analfabetos es difícil verlo.
Por supuesto siempre habrá aristas y esto no será nunca igual de homogéneo ni deseable pues el mundo sería aburridísimo, entre otras cosas porque nuestra forma de procesar los inputs es diferente de persona a persona aún cuando estos inputs sean idénticos para todos y también porque lo que podemos llegar a conocer se me antoja inabarcable.
Pero que nunca ocurra no significará que el proceso de convergencia no exista. Al contrario, necesariamente, aprendiendo y formándonos opiniones con tantísima información compartida debería haber algún tipo de convergencia.
Similitudes entre los precios y el conocimiento de cualquier cosa
Piensa en la formación de precios de un activo como el tulipán o como Bitcoin, que no es más que el reflejo de un cada vez mayor conocimiento sobre el mismo.
Mientras exista asimetría informativa, no habrá consenso sobre el precio y mientras este no exista, tendremos volatilidad pero también aprendizaje. La volatilidad es igual a la divergencia de opiniones pero también a una espectacular oportunidad para aprender.
De repente sin embargo, las personas empiezan a alcanzar este consenso y poco a poco el precio se va estabilizando (homogeneizando) como le ocurrió al tulipán tras los primeros años de burbuja tras llegar a Holanda. Nadie tenía la más remota de para qué era esa especie de bulbo que se convertía en flores de bonitos colores, pero hoy nadie lo duda, es un estupendo elemento decorativo.
Si tarda mucho en alcanzarse ese consenso lo más probable es que su utilidad sea compleja de entender, pues de otra forma en el plazo de pocos meses o años debería alcanzarse un “acuerdo” que permitiese a todo el mundo concluir que 1 bitcoin vale por ejemplo $1000 o $ 2000, pero no, sigue sin haber acuerdo lo cual me hace pensar no solo que al mercado le falta mucho por entenderlo, sino que seguramente el precio objetivo esté todavía al menos un orden de magnitud por encima del actual.
Si de forma descentralizada puedes alcanzar una mejor comprensión sobre algo como Bitcoin y si en lo que a precios se refiere, ponérselos a las cosas de forma centralizada es a todas luces peor que de forma descentralizada como el caso comunista nos demuestra, ¿no podríamos vivir una especie de formación del conocimiento similar a la formación de precios, que nos haga converger en lo que sabemos y comprendemos?
Podría ocurrir que paradójicamente, a medida que el conocimiento se forme de manera descentralizada, ¿pueda sin embargo converger en algo mucho más parecido a la verdad de lo que ha ocurrido hasta ahora?
Cualquiera que me siga conoce mi fascinación con twitter: nunca he visto un pozo de información más extraordinario, es máximo ruido en gigantescas cantidades con máxima señal en pequeñas dosis que a la fuerza nos debe permitir saber más y más y con ello tomar cada vez mejores decisiones para aquellos dispuestos a hacer el esfuerzo de filtrado que conlleva.
Me fascina la idea de que quizás estemos viviendo algo parecido a una gran interconexión cerebral entre todos nosotros, que lo que uno averigua y aprender lo transmita y haga accesible a millones de otros y que como consecuencia vayamos mejorando, aprendiendo y convergiendo en nuestra comprensión de las cosas.
No hace falta que seas un tipo extraordinariamente listo, basta con que como dice Dalio estés radicalmente abierto a cambiar de opinión. Si lo estás lo suficientemente, te subirás a un viaje extraordinario en un tren que ya ha salido. Si por contra te afanas en cerrarte a lo que viene, seguirán pasando vagones y francamente, creo que se está mejor dentro, que fuera de ese tren.