En realidad persigo la soberanía, como todos con todo, por un motivo muy egoísta: en mi caso mi felicidad
Con una edad, me doy cuenta de que nada nos hace más felices que ir acaparando cada vez mayores cotas de independencia, cada vez valernos más por nosotros mismos.
Lo veo en mis hijos: celebran andar en bici, arrancar en la bici ellos solos, girar con la bici, pintar algo por sí solos, aprender a escribir y la mitad de sus frases son del estilo:
¡mira lo que he hecho Papá!
Lo mismo me pasaba a mí cuando aprendí a conducir, conseguí mi primer trabajo por mi mismo, mi primer salario, mi primera venta, etc…
Tras aprobar una oposición y abandonar una posición de funcionario (militar), mi primer trabajo en el sector privado lo conseguí (no tengo problema en reconocerlo) por un enchufe familiar y me sumió en la más absoluta depresión.
También observo que en los círculos financieros como Rankia, el anhelo más importante en muchos de los usuarios es alcanzar la independencia financiera (para muchos poder vivir de rentas). Lo primero que alguien te dice cuando quiere usar un ad hominem es que por qué debería hacerme caso a mí cuando yo necesito trabajar para vivir y el no, a lo cual al principio no tenía respuesta y ahora sí, pero es todavía más personal que este post, así que me lo reservo para otra ocasión :)
Creo que esto explica la falta de realización personal que observas en personas que no acostumbradas a sacarse las castañas del fuego a sí mismas. Esa gente no se quiere y se les nota a leguas. En cierta medida yo confieso que viví así varios años, dependiente y de algún modo creo que me traumatizaba la sensación de no valerme por mí mismo.
Es decir, tras darle muchas vueltas creo que estas ganas de ser soberano son en realidad el resultado de mezclar la experiencia personal con un contexto histórico muy concreto, que hacen que alcanzarlo sea por una parte especialmente bueno para mi auto-estima y por otra deseable para estar preparados para el mundo que viene.
Lo que más me aterra de la nacionalización y zombificación económica es precisamente el crecimiento del número de personas dependientes incapaces de pensar por sí mismas que terminen pensando que es más humano depender que el valerte por tí mismo.
Valerte por tí mismo es no solo el principal rasgo de ser adulto sino lo que más humano te puede hacerte sentir, ser dueño de tu destino.
Una sociedad de dependientes es inhumana, infeliz y además se retroalimenta: Cuánto más convencido estés de que no vales para nada, más dependencia necesitarás.